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martes, 4 de enero de 2011

La verdadera historia de los Reyes Magos

Llevo ya mucho tiempo sin escribir nada, sin contaros nada, sin dar señales de vida bloguera. Creedme que tenía muchas ganas de volver a emprender esta bonita actividad, sólo que no encontraba el tema, la inspiración, la motivación suficiente para hacerlo.

Otro día os contaré qué es lo que siento y cómo entiendo yo los temas educativos. Ahora sólo quiero haceros llegar una historia que me ha enviado mi amiga Puri sobre los Reyes Magos que me ha gustado tanto que la voy a compartir con todo el mundo.

Esta historia corre como cadena de correo electrónico. No me gustan las cadenas, ya que suelen ir motivadas con fines ocultos de captación de direcciones de correo activas. Por eso me parece mejor compartirla a través del blog, y que llegue a ella quien tenga interés.

Ésta es la historia:

Los Reyes Magos son verdad

Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:

- ¿Papa?
- Sí, hija, cuéntame.
- Oye, quiero... que me digas la verdad.
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido.
- Es que... -titubeó Blanca.
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?

El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?

La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:

- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca.
- Entonces no lo entiendo. papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

"Cuando el Niño Jesus nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:

- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:

- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.

Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:

- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:

- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los
niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices."

Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:

- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:

- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.


Como sabéis, vivo en Ibi, en la provincia de Alicante, en España, y la principal actividad indusgtrial de Ibi ha sido siempre la fabricación de juguetes. Por eso tenemos línea directa con los Reyes Magos, y es en Ibi donde los Reyes Magos de Oriente han dispuesto que esté su Casa de Occidente. Os invito a visitarla.

Con mis mejores deseos para todo el mundo.

6 comentarios:

Reme dijo...

Es una historia preciosa. A mí particularmente, me sirvió para un día 8 de enero de 2010, después de que pasara el octavo año de mi hija, sentarme con ella tranquilamente delante del ordenador y, juntas leer la historia.
Porque siempre he preferido explicarle a mi hija las "verdades" del mundo de los adultos que esperar a que se las cuenten, por aquello de que en cuestiones educativas, más vale "adelantarse un día que retrasarse un año". Decidí aquel día que era mejor la verdad en compañía que las sospechas en soledad. Y me fue muy bien. Este año, un año después de aquel momento, ella sigue conservando la magia y la ilusión de la llegada de los Reyes Magos. Y yo la certeza de que una madre no ha de ser únicamente la que compre los regalos en un centro comercial.

Anónimo dijo...

Hola Claudio, encantada de ver de nuevo la marcha de tu blog.
Sabes...este año le pido a los Reyes Magos que nos ayuden a re- evolucionar la Educación,y que nos inspiren a todos los educadores : padres, maestros etc...para que veamos claramente que el cambio que se necesita sea como dice Claudio Naranjo "Una educación de la persona entera para un mundo unificado" ... una educación activa, viva y con conciencia y autoconocimiento, para formar personas despiertas, y con poder de transformar positivamente este mundo tan maravilloso que nos contiene.
Un abrazo
Puri*

Claudio dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Quiero comenzar con una nueva perspectiva, con otro enfoque, la continuación de esta bitácora. Mi tendencia normal en el mundo de los escrito es hablar de lo que no me gusta y, sin darme cuenta, ponderarlo. Esto quiero combiarlo, quiero hablar de lo que me gusta y de lo que quiero que sea la Educación, sin hacer caso de si es o no lo que la mayoría quiere escuchar o leer.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me parece una decisión genial, porque proyectando nuestra mirada sobre lo que realmente anhelamos en la Educación se va a manifestar paulatinamente ese ideal de educación que ya existe en nosotros.
Sabes .... somos ya muchísimosssss los que queremos ese cambio que está aquí como fuerte semilla y que inevitablemente va a crecer.... y este año lo vamos a ver.
Hay mucha gente trabajando en ello, seguimos en contacto compartiendo entre todos.
Un abrazo.
Puri

Artur dijo...

Xe papa, feia molt que no entrava al teu bloc, perquè com no actualitzaves, ja ni el mirava... Però "más vale tarde que nunca"! M'ha agradat molt la història, no la coneixia :D

Un besito!

Claudio dijo...

Gràcies, Arty. No tinc molt temps per a actualitzar, encara que no deixa de ser una excusa. Pense que son cicles y que tornaré properament a actualitzar més a menut.

Besets.