"Me doy permiso para..."
Quiero compartirlo porque expresa mis deseos para este nuevo año, por lo que a mí respecta.

Educar es tan estimulante... como ser educado. Sólo en mentes abiertas entran nuevas ideas
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Claudio
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Etiquetas: Año nuevo, asertivos, decretos, Inteligencia Emocional, libertad, meditar, motivación
Llevo ya mucho tiempo sin escribir nada, sin contaros nada, sin dar señales de vida bloguera. Creedme que tenía muchas ganas de volver a emprender esta bonita actividad, sólo que no encontraba el tema, la inspiración, la motivación suficiente para hacerlo.
Otro día os contaré qué es lo que siento y cómo entiendo yo los temas educativos. Ahora sólo quiero haceros llegar una historia que me ha enviado mi amiga Puri sobre los Reyes Magos que me ha gustado tanto que la voy a compartir con todo el mundo.
Esta historia corre como cadena de correo electrónico. No me gustan las cadenas, ya que suelen ir motivadas con fines ocultos de captación de direcciones de correo activas. Por eso me parece mejor compartirla a través del blog, y que llegue a ella quien tenga interés.
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Claudio
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Etiquetas: Año nuevo, cuento Navidad, Navidad
2009 termina y, aunque ahora es más tiempo de felicitaciones de Navidad y buenos deseos para el año próximo, no dejo de pensar que este ha sido un año para olvidar en muchos aspectos y también para recordar por esos mismos aspectos.
Ha sido un año negro desde el punto de vista económico. Muchas han sido las familias que han visto truncadas sus ilusiones, sus metas y proyectos, alentados por una economía efervescente que, en realidad, no podía terminar de otra forma: perdiendo su ebullición en poco tiempo y quedando en nada. O peor aún: dejando la situación en peor estado que antes de esa efervescencia. Se ha dañado un tejido industrial y de servicios que tardará años en recuperarse. Un ejemplo de lo que acarrea la falta de previsión y sentido común. También de sentido comunitario.En el campo político, hemos presenciado a nuestros políticos luchando como alimañas entre sí, no por conseguir mejores resultados para la sociedad a la que dicen servir, sino para aumentar sus respectivas cuotas de poder político y económico. Ejemplos como el caso Gürtel, la presidencia de Caja Madrid, la pretendida fusión de Bancaja y la CAM, el tratamiento a los casos de secuestro del pesquero Alakrana o de la expulsión de Aminetu Haidar, en lo que respecta a nuestro propio país. En el ámbito internacional es de destacar el fracaso de la cumbre de Copenhage, donde se ha puesto de manifiesto que no es el bien común lo que preocupa a los que nos gabiernan, sino preservar sus propias parcelas de poder y soberanía. Resulta patético cuando todo depende de la salud del planeta: si eso falla, todo lo demás es humo, todo lo demás se desvanece.
No sé, me estoy dando cuenta de que lo estoy viendo desde un punto de vista gris y pesimista, y tal vez sea debido a que, cuando miro a lo lejos, a lo que no depende de mí directamente, me siento impotente y no sé cómo pueda tener arreglo todo esto. Supongo que eso es lo que nos pasa a todos, y esa sensación nos impide afrontar lo que sí depende de nosotros, nuestra propia vida con su penas y alegrías, con sus decisiones diarias, con los sentimientos variados que nos suscitan nuestra familia, nuestros amigos y amigas, con las luchas personales por conservar nuestro espacio personal físico y emocional lo más estable posible, afrontar todo eso y más con el grado suficiente de optimismo y energía para conseguir que el cambio de nuestra sociedad, de la presente Humanidad, no ocurra desde lo grande a lo pequeño (que nunca ocurrirá) sino de lo pequeño a lo grande. Porque estoy convencido de que somos cada uno de nosotros y nosotras los que damos color al mundo, y no es el mundo el nos da el color a nosotros.
Tradicionalmente, en Navidad nos llegan sentimientos de melancolía, deseos de paz y amistad, de fomentar los valores que, como humanos, nos distinguen del resto de seres que pueblan el planeta. Este sentimiento es atávico, nos viene de muy lejos en nuestra cultura, se remonta a los tiempos en que el ser humano estaba más en armonía con los ciclos del universo y conmemoraba el cambio de ciclo anual, el período en que el Sol volvía a ganar terreno y vencía al frío invierno. Era un símbolo de esperanza en que todo volverá a ser luminoso y positivo, cálido y agradable.
Y ese sentimiento es el que quiero transmitiros a todos y a todas. El sentimiento de que somos, cada uno y una de nosotros y nosotras, capaces de lograr todo lo que nos propongamos, más aún cuando eso que deseamos no se limita a nosotros mismos, sino que incluye también a la gente que nos rodea y que da sentido a nuestra existencia.
No olvidemos este año.
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Claudio
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Etiquetas: actitud positiva, Año nuevo, Navidad
Tradicionalmente, cuando comienza un nuevo año, símbolo de un ciclo nuevo, solemos marcarnos unas metas, unos objetivos a cumplir.
Yo, ante todo, deseo que todos os llenéis de alegría y de energía positiva, a pesar de vuestras circunstancias personales que, estad seguros, son pasajeras. Vosotros no lo sois, pero vuestras circunstancias sí.
Estamos en constante cambio, en continua evolución. Lo que en otro momento nos turbaba, hoy tal vez nos deja indiferentes o, afortunadamente, es una herramienta más en nuestro vivir.
Estamos en constante aprendizaje. Yo puedo deciros que he aprendido algo muy importante, a mi juicio: nuestra palabra es Ley. Aquello que decretamos, se cumple. Para bien o para mal. Es comparable a la fábula del Rey Midas. Los dioses le concedieron un deseo y, debido a su talante codicioso, deseó que todo lo que tocara se convirtiese en oro. Midas no calculó que tenía que comer, que tenía que acariciar a su esposa e hijos, que tenía que cabalgar, que no podría acariciar a sus queridos perros de caza...
Alguien dijo en una ocasión: "Cuidado con lo que deseas, porque se cumplirá".
Seamos o no conscientes de ello, esta Ley se cumple. Lo que decretamos, se cumple. Y lo hace en proporción directa a la intensidad emocional de nuestro decreto.
Esta es una bitácora dedicada al mundo de la Educación. No sólo a la educación académica, sino a la Educación, en el sentido más amplio de la palabra. Mi deseo es que sea un portal de comunicación (uno más) para todos los que, de alguna manera tengamos inquietudes en este campo.
Por eso, a través de este portal, quiero lanzar una propuesta al mundo: que seamos cuidadosos con lo que decretamos. Que, cuando corrijamos a nuestros hijos, utilicemos afirmaciones positivas, que evitemos decir: "eres ......" y en esos puntos suspensivos, cualquier defecto. En su lugar podemos decir: "Tu actitud es incorrecta, por esto:" "Eres capaz de hacerlo mejor." "Te quiero, te amo".
En todas las actividades del ser humano, es la práctica la que hace maestros. Y para practicar los decretos positivos, ¿qué mejor que hacerlo con nosotros mismos? Las personas somos, ante todo, seres emocionales. Nos movemos en base a nuestras emociones. Al igual que tratamos de cuidar nuestra alimentación física con productos de calidad, nuestras emociones hemos de alimentarlas también con productos de la mejor calidad. Y las de nuestros hijos. Por eso, lo mejor es amarse a sí mismo mucho. ¿No os parece?
Así es que, buenas lecturas, nada de tele-basura, mucha charla en casa, paseos y juegos. Y alegría, mucha alegría.
Abrazos a todos.
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Claudio
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