Motor de búsqueda personalizada

Búsqueda personalizada

Resultados de Búsqueda personalizada

Para contactar conmigo:

Aquí puedes enviar tus aportaciones, noticias, ideas. Son bienvenidas. guisaet@gmail.com


sábado, 20 de octubre de 2007

Cuento Sufí

El Amor y la Pasión




Había una princesa que estaba locamente enamorada de un capitán de su guardia y, aunque sólo tenía 17 años, no tenía ningún otro deseo que casarse con él, aún a costa de lo que pudiera perder. Su padre que tenía fama de sabio no cesaba de decirle:


-No estás preparada para recorrer el camino del amor. El amor es renuncia y así como regala, crucifica. Todavía eres muy joven y a veces caprichosa, si buscas en el amor sólo la paz y el placer, no es este el momento de casarte.


-Pero, padre, ¡sería tan feliz junto a él!, que no me separaría ni un solo instante de su lado. Compartiríamos hasta el más profundo de nuestros sueños.


Entonces el rey reflexionó y se dijo:
-Las prohibiciones hacen crecer el deseo y si le prohíbo que se encuentre con su amado, su deseo por él crecerá desesperado. Además los sabios dicen: “Cuando el amor os llegue, seguidlo, aunque sus senderos son arduos y penosos”.


De modo que al fin le dijo a su hija:
-Hija mía, voy a someter a prueba tu amor por ese joven. Vas a ser encerrada con él cuarenta días y cuarenta noches. Si al final siguen queriéndose casar es que estás preparada y entonces tendrás mi consentimiento.


La princesa, loca de alegría, aceptó la prueba y abrazó a su padre. Todo marchó perfectamente los primeros días, pero tras la excitación y la euforia no tardó en presentarse la rutina y el aburrimiento. Lo que al principio era música celestial para la princesa se fue tornando ruido y así comenzó a vivir un extraño vaivén entre el dolor y el placer, la alegría y la tristeza. Así, antes de que pasaran dos semanas ya estaba suspirando por otro tipo de compañía, llegando a repudiar todo lo dijera o hiciese su amante. A las tres semanas estaba tan harta de aquel hombre que chillaba y aporreaba la puerta de su recinto. Cuando al fin pudo salir de allí, se echó en brazos de su padre agradecida de haberle librado de aquel a quién había llegado a aborrecer.


Al tiempo, cuando la princesa recobró la serenidad perdida, le dijo a su padre:
-Padre, háblame del matrimonio.
Y su padre, el rey, le dijo:


-Escucha lo que dicen los poetas de nuestro reino:
“Dejad que en vuestra unión crezcan los espacios.
Amaos el uno al otro, más no hagáis del amor una prisión.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis de la misma.
Compartid vuestro pan, más no comáis del mismo trozo.
Y permaneced juntos, más no demasiados juntos,
pues ni el roble ni el ciprés, crecen uno a la sombra del otro”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA CLAUDIO! ACABO DE LEER " TU CUENTO" Y ME HA GUSTADO MUCHO. YO QUE SOY TAN "CUENTISTA" Y AMIGA DE LOS MITOS , LAS LEYENDAS...SÉ QUE UNA MANERA GENIAL DE ENSEÑAR ES PRECISAMENTE A TRAVÉS DE HISTORIAS COMO ÉSTA.
LOS CONSEJOS, SERMONES Y LECCIONES MAGISTRALES NO "CALAN" GENERALMENTE TANTO COMO ESTAS HISTORIAS.
TENGO EN CASA DESDE HACE TIEMPO UNOS LIBROS... YA AMARILLENTOS..Y LLENOS DE ENCANTO..QUE HABLAN SOBRE LA SABIDURIA DE LOS CUENTOS, ES UN TEMA QUE SIEMPRE ME HA APASIONADO.
EN CUANTO AL TEMA DEL CUENTO,¡CUÁNTA RAZÓN TIENE!: EL AMOR ASÍ COMO REGALA CRUCIFICA. LA FRASE QUE MÁS ME LLEGA DE TODO EL CUENTO ES: "DEJAD QUE EN VUESTRA UNIÓN CREZCAN LOS ESPACIOS" (cuán importante es eso)
Gracias por este REGALO
UN ABRAZO
PD.Espero que te llegue, voy a publicarlo con la opción:OTROS.