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jueves, 20 de diciembre de 2007

Padres brillantes, Maestros fascinantes



Éste es el título de un libro que, seguro, va a mover energías en torno al fenómeno educativo en el mundo.

El desconcierto educativo que experimentamos en España no es exclusivo ni está focalizado aquí. Es algo que está afectando a todo el mundo. Sobretodo al mundo llamado occidental o desarrollado.

Bien, este es uno de esos libros que nace en respuesta a una necesidad urgente, que demanda de forma consciente e inconsciente toda la Humanidad. Es fruto de la inquietud de su autor, Augusto Cury, un psiquiatra brasileño, por buscar los motivos por los que los jóvenes padecen tantos transtornos psicológicos y de comportamiento, y tratar de encontrar el remedio.

Y, según Cury, todo estriba en la falta de educación emocional que padecen nuestros hijos, nuestros alumnos, motivada por la terrible y nefasta influencia de la sociedad de consumo, mediatizada e iconoclastada por los medios de comunicación, sobre todo las televisiones de formato abierto.

Eso y el descuido de los padres por no dialogar con nuestros hijos, por no dedicarles tiempo, por no contarles nustras vivencias, nuestras historias, nuestra propia forma de afrontar los problemas, nuestros sufrimentos, nuestros errores, nuestros sentimientos, nuestros sueños. Por no acompañarles en sus luchas, en sus errores, por no haber sabido decirles "no" en los momentos adecuados, por haberles protegido demasiado sin enseñarles a gestionar los fracasos y los errores.

A pesar de lo que pueda parecer, el libro está lleno de esperanza. Da los argumentos y las pautas para actuar de forma honesta y responsable desde la tarea educadora de los padres y de los maestros.

Voy a transcribir el principio del primer capítulo:

"Nuestra generación quiso dar lo mejor a niños y jóvenes. Tuvimos grandes sueños para ellos. Buscamos ofrecerles los mejores juguetes, ropa, paseos y escuelas. No queríamos que aduvieran bajo la lluvia, que se lastimaran en la calle, que se hirieran con juguetes caseros ni que vivieran las dificultades por las que habíamos pasado nosotros.

Colocamos un televisor en el salón. Algunos padres con más recursos pusieron un televisor y un ordenador en la habitación de cada hijo. Otros colmaron a sus hijos de actividades, matriculándolos en cursos de inglés, informática, música...

Todas eran excelentes intenciones, sólo que algunos no sabían que los niños necesitan tener infancia, que han de inventar, correr riesgos, frustrarse, tener tiempo para jugar y maravillarse con la vida. No imaginaban hasta qué punto la creatividad, la felicidad, la osadía y la seguridad del adulto dependen de la memoria y de la energía emocional del niño. No comprendienron que la televisión, los juguetes fabricados, Internet y el exceso de actividades obstaculizan la infancia de los hijos.

Creamos un mundo artificial para los niños y pagamos un precio carísimo. Hemos provocado serias consecuencias en el terreno de la emoción, en el anfiteatro de los pensamientos y en el territorio de la memoria. Veamos algunas consecuencias."

Os invito a que, en estos días de regalos, a veces sin utilidad, incluyamos este libro o cualquier otro entre los obsequios a nuestros hijos, amigos y familiares. Siempre acertaréis.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas alusiones a la "poner la televisión en el salón" me recuerdan una comparación que escuché, o leí, hace ya bastante años.

No recuerdo bien qué autor comparó la televisión con el Caballo de Troya, haciendo una analogía perfecta entre las personas de hace 3 ó 4 décadas y los troyanos de hace 2.500 años.

A los troyanos los engañaron dejando un Caballo de madera en la playa y a nosotros con la "caja tonta". Unos y otros decidimos meter esos "obsequios" en nuestras casas y, ¡oh desdicha!, de su interior salen soldados sedientos de sangre y armados hasta los dientes que destruyen nuestros hogares.

Aconsejo que os autoregaléis horas sin televisión. Es muy barato.

Anónimo dijo...

Me ha alegrado mucho el ver difundido este libro en tu blog.Yo lo he leído y me ha servido mucho para recapacitar sobre la educación y sus grandes consecuencias. Os lo recomiendo.
Un abrazo, me emociona ver cómo te vas adentrando en los entresijos de la verdadera educación y todo lo que ella representa.Gracias por tu dedicación y tu saber compartir con ilusión y paciencia.

Anónimo dijo...

Hey, I am checking this blog using the phone and this appears to be kind of odd. Thought you'd wish to know. This is a great write-up nevertheless, did not mess that up.

- David