Nos pisa el PISA

Esoy viendo esta mañana, día 5 de Diciembre, casi vienticuatro horas después de la publicación del informe PISA sobre el nivel educativo de 54 países, -en el que se refleja que España no mejora sus resultados de 2003- los comentarios que desde los distintos medios de información vierten en la sociedad los responsables políticos y los "expertos" comentaristas de prensa, radio y televisión.

Tal y como pensaba, se dedican en su mayoría, a lanzar piedras al adversario culpándole de todos los males que aquejan a nuestro Sistema Educativo.

Entre tanto "listillo", se puede escuchar la voz de los que realmente se han parado a meditar los datos y a reflexionar sobre las causas de esos resultados.

Por un lado, parece ser que el nivel de comprensión lectora es muy bajo. Los alumnos no comprenden un gran porcentaje de lo que leen, y confunden palabras de parecida o igual sistaxis, pero de muy diferente significado. Pero este mal no sólo lo padecen los alumnos. Ellos son el reflejo de lo que pasa en la sociedad. Pondré un ejemplo. La semana pasada asistí a un congreso de empresarios celebrado en Ibi. Uno de los ponentes, en su exposición mediante PowerPoint, utilizó la palabra "haya", cuando por el contexto, lo que tendría que haber utilizado es la palabra "halla".

Este tipo de error, confundir la "ll" con la "y", o la "b" con la "v", o la "g" con la "j", o poner "h" donde lo la hay y no ponerla donde la hay, es un problema cada vez más extendido, y que llega a afectar al mismo profesorado en cada vez más proporción.

Según el informe PISA, el país puntero en educación es Finlandia. Y Finlandia dice que su sistema se basa en recursos adecuados y gran preparación de los profesionales docentes. Allí dedican los mejores a los primeros cursos, que son los más importantes, los que sientan las bases. Eso es de cajón.

Pero me parece que olvidamos también que el nivel cultural de la sociedad finlandesa es bastante más elevado y amplio que el nuestro, por ejemplo. Y eso tiene también una gran influencia. El nivel cultural de los padres se refleja en sus hijos. Y los adultos de nuestro país creemos que, terminado el período estudiantil, ya acabó el tiempo de formarse. Si a nosotros nos parece un "rollo" leer o continuar formándose, ¿cómo pretendemos que nuestros hijos se interesen por su formación?

Se evidencia, pues, que necesitamos más medios, profesores y maestros mejor preparados, más motivados, y una sociedad -los padres y madres- más interesada en su propia formación y la de sus hijos.

Creo que con eso está claro que estamos todos implicados en la responsabilidad de mejorar el nivel educativo de nuestro país.

Basta ya de tirar piedras al "otro". Aceptemos cada uno nuestra propia parte.