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jueves, 9 de octubre de 2008

Clave contra el fracaso: motivación


Me gusta mucho la psicología. Me parece que es una ciencia fundamental en el desarrollo del ser humano, tanto (si no màs) como la medicina, si tenemos en cuenta que más del 75% de las enfermedades son de origen psicosomático.

Hoy en día, las mejores empresas incorporan en su plantilla expertos en coaching, es decir, en entrenamiento de actitudes y manejo de equipos personales.

Se trata, sobre todo de motivar. Motivar desde el conocimiento de las emociones personales del directivo y de los que forman el grupo de trabajo. Hasta ahora, la consecución de los objetivos dependía de la inteligencia y de las habilidades técnicas de las personas. En estos momentos está comprobado, aunque se ha sabido siempre, que una persona motivada rinde muchísimo más que otra que no lo está. Y la motivación depende, casi exclusivamente, de la estabilidad emocional, del entusiasmo en el logro de los objetivos, en la confianza en uno mismo.

Y esa labor de motivación del grupo recae en el líder. Un buen directivo de empresa o de cualquier organización ha de ser líder de la misma. Y para serlo, requiere dominar y sonocer sus propias emociones y las de cada persona que conforma el grupo.

Y yo, todo esto quiero traducirlo al ámbito educativo. En un Centro educativo, ya sea de Primaria o de Secundaria, que es donde se registra el llamado "fracaso escolar", el directivo de todo el Centro es el Director o Directora. Ellos son los que tienen que motivar al Claustro, en primer lugar, y a los alumnos.

Y cada uno de los maestros y profesores, y sobre todo los tutores, han de ser líderes de sus grupos de trabajo, de sus alumnos. Si consiguen motivar, en base al conocimiento de sus propias emociones y de las de los alumnos, el éxito del grupo está garantizado.

Conseguir esto no es fácil, si el líder no se prepara para ello. Hay dos formas de hacerlo: por iniciativa propia, buscándose uno mismo la forma de hacerlo, o de una forma institucional, es decir, que fuese la Administración la que asumiera el papel de verdadero líder.

En toda esta ecuación, no me olvido de que los principales líderes han de ser los propios padres y madres de los alumnos, no siempre preparados para ser líderes. Un verdadero líder no lo es a la fuerza, sino que es aceptado por los miembros del grupo que ha de dirigir. Esa aceptación y respeto se consigue a través de la aceptación y respeto hacia los demás. En la Escuela y en la familia.

Bueno, hoy tenía ganas de plasmar aquí mis sentimientos hacia lo que considero fundamental en el ser humano: la construcción como personas y el propio conocimiento.

Me gustaría saber qué opináis vosotros de todo esto. Tal vez os parezcan zarandajas, o tal vez tenéis un punto de vista que yo no contemplo y que me gustaría aprender y considerar.

Bueno, que tengáis un buen día.

1 comentario:

Basseta dijo...

Jo recorde perfectament a la majoria dels mestres que he tingut, però especialment a aquells que han assumit un paper de verdader líder, que han sigut únics en el seu estil.

Al meu entendre, el mestre-líder hauria de ser una persona capaç d'influenciar en els seus alumnes perquè s'esforcen voluntàriament i entusiastament. Per a mantindre's en el seu lloc el verdader líder ha de desenrotllar característiques pròpies del lideratge. El mestre-líder és aquell que s'atrevix a eixir de la quotidianitat i busca noves formes de fer les coses. El verdader mestre-líder s'autodirigix, és el que comença a autoeducar-se i a perfeccionar-se en la pràctica, busca que altres es desenrotllen i s'empeña d'una manera integral. Es preocupa per ser model per als seus estudiants, és dinàmic, entusiasta, innovador, àvid a aprendre, creatiu i té alta autoestima. És aquell que no posa limitacions davant dels problemes i contagia als altres amb eixa actitud i visió positivista.