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miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Mediación o expulsión?

En un mismo día me llegan dos formas de afrontar un problema que, por desgracia se hace más patente en nuestros días. Los casos de conflictividad en el ambiente escolar y académico.

Por un lado, leo que en la provincia de Alicante los institutos suman casi 800 casos de expulsados temporales. Esta medida de la expulsión parece ser apoyada por gran parte de la población, por muchos de los afectados, ya sean docentes o padres y alumnos sufridores del comportamiento disruptivo de algunos alumnos. En los comentarios de la noticia se puede apreciar el abanico de opiniones que suscita el caso.

Me quedo que el de Encarni:
"Los padres somos los primeros responsables de la educación de nuestros hijos, de eso no hay duda. Después la escuela y luego la sociedad en su conjunto. Todos educamos, no solo con lo que predicamos sino con el ejemplo.Partiendo de aquí tal vez no deberíamos de caer en la crítica fácil, en el juicio o mejor en el prejuicio. Hay chavales con problemas que no saben expresar lo que les pasa y que reaccionan desde las emociones, igual que los hay realmente con mala intención. No son " chusma", son personas que muchas veces necesitan que se les escuche.
Hay profesores- los más- que se preocupan por educar y por enseñar a personas, sus alumnos. Hay otros que se sienten tan perdidos como muchos padres ante el camio social y de valores que nos está tocando vivir; y hay otros que han elegido esa profesión porque es cómoda y tienen mucho tiempo libre con lo cual no se preocupan realmente por educar. Hay padres que ponen límites, los hay que no , los hay que si se quedan en casa con su hijo expulsado se arriesgan a perder su trabajo , y también los que no se preocupan para nada. No juzguemos a los demás sin saber. Cada caso es distinto a otro. Lo que hacen falta son profesionales que atiendan a los alumnos con problemas (psicólogos, educdores sociales...) .Hacen falta aulas de convivencia. Hace falta la implicación de padres, profesores, instituciones, administración,...Hacen falta ganas y recursos y sobre todo enseñar a nuestros chavales respeto desde el ejemplo, en casa, en la calle, en el colegio, en el parque..en este foro."
Autor: Encarni


Por otro lado, me llega una información que me hace pensar que tal vez necesitamos reflexionar sobre la necesidad de aprender otros métodos de afrontar los problemas. Me refiero a la mediación.

Esta es una frase que puede ser base para esa reflexión:
En las comunidades educativas existe una tendencia a evitar el afrontamiento de los conflictos y se suelen implementar medidas de carácter punitivo que en muchas ocasiones no resuelven el problema sino que lo acrecientan o endurecen. O sea, en muchos casos la escuela lleva a cabo procedimientos que resultan inefectivos a la hora de resolver los conflictos de los alumnos en particular y de la escuela en general.

Mi postura personal está más cerca de la mediación que de la expulsión, aunque reconozco que hay ocasiones en que no queda más remedio, e incluso es más eficaz, dar un toque fuerte de atención al alumno y a su familia mediante unos días de expulsión. En todo caso, cada uno de los conflictos tiene un forma propia y adecuada de resolución.

Podría decirse que expulsar ya sabemos, ¿verdad? Entonces, habrá que empezar por aprender a resolver los conflictos de una forma pacífica y educadora.

2 comentarios:

Basseta dijo...

Ser o no ser, esta es la cuestión.

¡Vaya dilema! Espero que los profesionales de la educación tengan las cosas claras, porque yo quiero pensar que la expulsión no es buena, pero he visto algunas situaciones en las que difícilmente un maestro puede aguantar.

Anónimo dijo...

Hace unos años, participé en la presentación de un curso de mediación que se iba a desarrollar en el IES Fray Ignacio Barrachina de Ibi. No sé en qué quedariá todo aquello, pues hube de dejar el instituto, pero la inicitiva en principio era muy, muy buena. Desde mi punto de vista, cuando se plantea un conflicto en clase, el profesor o el claustro puede optar por el camino fácil (la expulsión) o per el camino más tortuoso (pero también, creo, más efectivo y reconofortante): la mediación. Formar intermediarios que hablen con los chavales desde una posición cercana, que intenten comprender qué les ocurre o por qué actúan así.
Para ello hace falta inversión de tiempo, dinero, profesionales... y para ello, nuevamente, necesitamos recorganizar o ser consecuentes con nuestra escala de prioridades: y si pensamos que la educación es la base, y si los políticos no paran de decirlo, que inviertan su tiempo y su dinero en proyectar programas de mediación en los institutos.