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jueves, 4 de febrero de 2010

Los buenos modales y la autoridad

Acabo de leer el artículo de Fernando Savater aparecido en El País el día 2 de Febrero y titulado "Urbanidad... y algo más", en el que hace una serie de observaciones sobre la actitud de la juez Ángela Murillo durante el juicio a Arnaldo Otegui por enaltecimiento del terrorismo.

Viene a decir Savater que la buena educación, los buenos modales, son más exigibles e importantes cuando se ejerce un cargo de poder o autoridad, dado que lo contrario constituye una lesión a los derechos de las personas sobre los que se ejerce ese poder o autoridad.

A mí, enseguida me ha venido a la mente la pretensión de algunos sectores del profesorado de que sean reconocidos como autoridad pública, exigiendo un respeto que, en muchas ocasiones, no ofrecen en el transcurso de su actividad docente.

Cuántos casos de profesores/as y maestros/as conocemos que tratan con cierto sarcasmo y con suficiente soberbia a sus alumnos, tachándoles en ocasiones de inútiles y de incapacitados para aprender. Cuando, tal vez, deberían primero mirar si están ellos mismos capacitados para enseñar.

Quizás deberíamos todos reflexionar un poco sobre qué es lo que esperamos de los demás y qué es lo que los demás esperan de nosotros. Ejerciendo la empatía y enarbolando una sonrisa franca, se consiguen muchos más éxitos.

6 comentarios:

Basseta dijo...

Es cierto y tienes toda la razón. Y yo que te conozco hace tiempo puedo decir que tu practicas eso mismo que predicas.

Yo tengo más problemas. Intento ser educado, intento poner en práctica actitudes empáticas, pero reconozco que no siempre lo consigo. La impotencia que siento ante la mentira y los embustes me hace hervir la sangre y me pasa como a la Juez que, cuando la abogada de Oteguí preguntó si éste podía beber agua, le contestó: "Por mí como si quiere beber vino".

Anónimo dijo...

He leído la entrada y considero que no se puede extrapolar el ejemplo del etarra y la juez a la relación alumno - profesor. Es más; pienso que es una barbaridad hacerlo y de actitud algo esnobista plantear la comparación.

Claudio dijo...

Desde luego, nada tiene que ver. El alumno no es un terrorista, y el docente no es un juez. No obstante, estoy convencido de que una actitud incorrecta del profesor en clase, es un atentado contra los derechos de sus alumnos e indigno de cualquier autoridad.

No sé para tí, estimado anónimo, qué significa esnobismo, pero en castellano significa: "Exagerada admiración por todo lo que está de moda o se considera distinguido y elegante."

Si ser educado es ser esnob, yo pretendo serlo.

Gracias por participar.

Anónimo dijo...

Seguro que no se esta comparando a nuestros hijos con etarras pero la eleccion del ejemplo no me parece la mas acertada y tambien nos deberiamos de plantear la duda desde el otro lado, es decir, desde nuestra propia casa y no cargar siempre sobre el sector del profesorado, a mi modo de ver y por ultimo, con este tipo de comparaciones es muy dificil sonreirte francamente.

Claudio dijo...

¡Qué lástima!

Elena dijo...

Tengo dos hijas en adolescentes y los cierto es que hay algunos docentes que no son muy respetuosos con sus alumnos. Pienso que insultando y menospreciando a sus alumnos, no se gana el respeto y la autoridad.
Un saludo.