El "Pacto por la Educación"
Cuando ayer leía que el nuevo ministro de Educación, Ángel Gabilondo, propone un "gran pacto por la Educación", pensé: "¡ya era hora!". Luego, mientras leía el resto de la información, se fue desinflando mi alegría inicial dejando paso al convencimiento de que lo que más les urge ahora a los políticos es reconducir y acallar las voces de los descontentos con el Plan Bolonia.
Sé que la reforma del sistema universitario es un tema de máxima importancia, que determina y repercute en el futuro de mucha gente que está ahora en proceso de formación, así como a la que se incorporará en el futuro. Pero eso es el tejado del edificio. No hay que descuidarlo, claro está. Pero los cimientos tienen problemas que afectan a toda la estructura: si no se pone remedio, de poco va a servir que se arregle el tejado.
En España hemos avanzado mucho educativamente hablando a partir de la implantación de la democracia. Pero hay una tendencia que, desde el principio, afecta al rendimiento y a la consistencia de Sistema Educativo. Con cada cambio de partido político en el Gobierno, hemos tenido una nueva Ley educativa. Cada una de esas leyes respondía más al ideario de ese partido en el poder que a un planteamiento serio y consensuado en el que se tuviesen en cuenta las necesidades de los usuarios, de los profesionales y del tejido productivo, económico y cultural de la nación.
Prueba de lo mucho que debe mejorar el Sistema son los resultados que arrojan cifras intolerables.
Espero que los responsables políticos se pongan de acuerdo y promuevan un cambio de actitud para llegar a acuerdos duraderos. Para ello, es la sociedad quien tiene que reaccionar.