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sábado, 10 de noviembre de 2007

Emociones y depresión infantil




Hoy tenía intención de referirme a la enorme relación que existe entre todas las actividades humanas y las emociones. Y lo quería hacer motivado por una actividad que estamos promoviendo en la FAPA y en las AMPAs de Ibi relacionada con la prevención de la drogodependencia.

Normalmente, pensamos en las drogas como productos y situaciones que se derivan de una gran variedad y cantidad de oferta que incita a su consumo a los más jóvenes, por ser los más vulnerables.

Normalmente se comienza con el alcohol, la "maría", el hachis, cosas asequibles por cantidad y precio.

Los padres, los educadores y la sociedad en general, tratamos de evitar que los jóvenes y niños se asomen a este sórdido mundo a través del miedo a sus consecuencias. Desde luego, es un motivo de disuasión, aunque no es un método eficaz en sí mismo.

Antes de conectar el ordenador, he sentido el impulso de ver las noticias de la televisión y, entre tantas noticias he de destacar una que era la que necesitaba para completar esta entrada: se está detectando un serio aumento de los casos de depresión infantil, algo que, al parecer, extraña a la sociedad en su conjunto. Siempre hemos asociado a la infancia como el período más feliz, con sus contadas excepciones, de la vida de un ser humano. O, al menos, con un período exento de preocupaciones vitales.

Sin embargo, cada día es menos cierto esto. La base para gozar de una buena salud psicológica estriba en el equilibrio y estabilidad emocional. Hasta los 14 años, esa estabilidad emocional la proporcionan los padres o el entorno familiar. Es fácil observar que cada día es más dificil que el entorno familiar sea capaz de garantizar el equilibrio emocional de los niños.

Si comenzamos por aceptar (y aquí cada uno haga su propio análisis) que los adultos no gozamos de total equilibrio emocional, que no siempre sabemos gestionar adecuadamente nuestras emociones y sentimientos, solemos caer en arrebatos y extremos en nuestras relaciones con la pareja y con los hijos, éstos últimos, que por fuerza tienen que aprender de nosotros, adquieren unas pautas de comportamiento que les llevan a repetir los patrones aprendidos.

El sistema social y económico, de consumo, que hemos adoptado, obliga cada día más a los dos cónyuges a invertir más tiempo en conseguir recursos para satisfacer las "necesidades" de hoy en día. Necesidades físicas y materiales, que son muy importantes, pero que no son, en su mayoría, vitales. Esto nos resta tiempo y motivación para atender las necesidades emocionales de nuestros hijos.

Si nuestros hijos no aprenden de nosotros pautas y habilidades sociales, cuando llega el momento de valerse por sí mismos en la sociedad, se sienten inseguros, o frustrados, o utilizan modos de relación basados en lo que han aprendido: intolerancia, insolidaridad, violencia, impaciencia para satisfacer los caprichos...

Esta insatisfacción personal, conlleva el deseo de compensarla buscando emociones que hagan sentir, aunque sea momentáneamente, algo parecido a la felicidad, a la satisfacción. Y el que busca, encuentra.

Y ahí les está esperando el destellante y luminoso mundo del alcohol y las drogas.
Y al final de todo, la insatisfacción y la depresión.

Todo esto es importante y se puede desarrollar y profundizar mucho más, pero no aquí. Ese es un trabajo personal de cada uno, o colectivo a través de grupos y asociaciones que comparten inquietudes. Nos quejamos de la sociedad, pero la sociedad somos nosotros mismos. Y las soluciones también las tenemos nosotros.

Para motivarnos un poco, ahí va este cuento:

La Isla de los Sentimientos

Había una vez una isla, en la que vivian todos los sentimientos y valores del hombre:
el Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría... Como también todos los demás, incluso el Amor.
Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.
Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. Unicamente el Amor quedó esperando solo, hasta el último momento.
Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el Amor decidió pedir ayuda.
La Riqueza pasó cerca del Amor en una barca lujosísima y el Amor le dijo:
“Riqueza, ¿me puedes llevar contigo?”
"No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti."
Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnífica barca,
“Orgullo te ruego, ¿puedes llevarme contigo?”
"No puedo llevarte, Amor..." respondió el Orgullo: “aqui todo es perfecto, podrías arruinar mi barca”.
Entonces el Amor dijo a la Tristeza que se estaba acercando:
"Tristeza te lo pido, déjame ir contigo."
"Oh Amor" respondió la Tristeza, “estoy tan triste que necesito estar sola”.
Luego el Buen Humor pasó frente al Amor; pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.
De repente una voz dijo:
"Ven Amor, te llevo conmigo“
Era un viejo el que lo había llamado.
El Amor se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntar el nombre al viejo.
Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue.
El Amor se dió cuenta de cuanto le debía y le preguntó al Saber:
“Saber, ¿puedes decirme quién me ayudó?”
“Ha sido el Tiempo” respondió el Saber.
“¿El Tiempo?" se preguntó el Amor,
“¿Por qué será que el Tiempo me ha ayudado?”.
El Saber lleno de sabiduría respondió:
"Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuan importante es el Amor en la vida".

3 comentarios:

Basseta dijo...

El cuento me ha parecido sencillamente encantador. Lo voy a imprimir para leerlo con mis hijas y he puesto una pequeña entrada en mi blog con un enlace.

Espero que no te falte ánimo para continuar.

Anónimo dijo...

Me ha parecido interesantísima esta entrada. Yo creo que es la piedra clave de la Educación, la base sobre la que se "construye" nuestra vida.El principio de oro de una buena educación está "en el equilibrio y la estabilidad emocional" que se le proporciona y adquiere un ser humano.La calidad de esta estabilidad emocional tiene grados y como el oro puede tener más o menos quilates, pero básicamente se necesita un mínimo
de calidad emocional para "vivir". A partir de esta base se amplía el abanico de todas nuestras capacidades y potencialidades intelectuales, creativas, emprendedoras, sociales... y se mejora nuestra calidad de vida y la de nuestro entorno. Es el foco de atención de mi tarea como educadora porque he "descubierto"
su importancia y su riqueza. Ahora estoy leyendo un libro que va en esta línea y que os recomiendo:
"Padres brillantes, maestros fascinantes" De Augusto Cury, Editorial Zenith.
Sé que tú hace tiempo estás convencido de la importancia de este "campo" Hay una frase que quisiera dedicar a tu tarea "educativa":"HAY PERSONAS QUE HACEN CRECER FLORES DONDE NADIE ANTES LO CREYÓ POSIBLE".
Y ES QUE ABONAR TERRENOS CON SABIDURÍA, AMOR Y VOLUNTAD es una gran tarea y una bella forma de compartir lo que se tiene y lo que se es.
Para todo es necesario el Tiempo...
pero en algún momento lo que se sembró con gran cariño dará sus frutos.
Sé que no te faltarán ánimos para continuar.
PURI

Anónimo dijo...

Hola Claudio,que alegría encontrarte por aquí.Me gusta lo que he leido y seguiré visitandote.
El cuento es muy bonito aunque ya lo conocía me ha vuelto a gustar mucho.
Espero que sigas así de guerrero siempre.
Un abrazo,Sandra.