El dichoso Inglés
Estamos a tiempo de reflexionar sobre el hecho de que nuestros alumnos se han pasado siete u ocho años estudiando Inglés y no son capaces de sostener una conversación básica y fluida, sobre temas mundanos, en ese idioma.
¿Qué es lo que ha pasado? ¿Es que son pocas horas lectivas las dedicadas durante todos esos años? ¿No será que se sigue un procedimiento inadecuado? ¿A quién beneficia esa forma de enseñar, basada en libros y en fichas gramaticales?
Cuando nuestros hijos aprenden el castellano o el valenciano, ¿cómo lo hacen? ¿Comienzan a estudiar vocabulario, verbos, reglas gramaticales, nombres de colores, pronunciación de vocales y consonantes...? Nada de eso. Simplemente se dedican a hablar, mal al principio, como es natural, pero en poco tiempo hablan y siguen conversaciones aun sin saber nada de reglas y de tiempos verbales. Eso viene después.
Ahora hay mucho revuelo en torno al "trilingüismo", y me temo que no se está planteando el problema de forma coherente y racional. Desde luego hacen falta más maestros en infantil con capacitación para enseñar Inglés. Pero lo que más falta hace es una revisión sobre la metodología a seguir para conseguir que los niños lo hablen con soltura al cabo de cinco o seis años.
Está claro que no se aprende lo que no se practica, y para practicar un idioma hay que hablarlo desde el principio.
Nosotros, los padres y madres, tal vez no seamos profesionales de la enseñanza, pero es nuestra responsabilidad procurar a nuestros hijos la mejor enseñanza posible. Somos los usuarios de un servicio que es deficiente en sus resultados. Rara es la familia que no necesite dedicar recursos a reforzar la enseñanza del inglés a sus hijos. Eso no es una buena señal. Eso no debería ser necesario. Y es nuestra responsabilidad exigir a los responsables de diseñar y dirigir nuestro Sistema Educativo mejores resultados, un servicio de mejor calidad.
Exijamos, pues, cosas coherentes, y que no nos deslumbren con milongas de recursos e inversiones y estancias pagadas en el extranjero como la panacea para prepararse mejor como profesores de inglés, que no cuela.
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