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domingo, 5 de octubre de 2008

Educación valenciana: diagnóstico


El pasado viernes, 3 de octubre, asistí a una mesa-coloquio sobre la situación de la Educación en la Comunidad Valenciana que se celebró en el salón de actos del Club Información a las siete de la tarde.

El salón estaba lleno en un 75% de su aforo, lo que llamó negativamente la atención del representante de la asociación de inspectores de educación (ADIDE), Vicente Díaz. Este dato viene a confirmar que la sociedad y los implicados en Educación, no están todavía muy concienciados de la gravedad de la situación del Sistema educativo valenciano.

Como podéis leer en la noticia del diario Información, en la mesa estaban los representantes de todos los sectores implicados en Educación menos la Administración.

En sus intervenciones, unas más afortunadas que otras, los participantes pusieron en evidencia el grave estado de salud -casi comatoso- que luce nuestro sistema educativo: no hay una verdadera planificación de la enseñanza de inglés, al no haberse dotado, contrariamente a lo que dicta la ley, profesorado especialista para infantil en esa lengua. Así es que dificilmente se puede aspirar a una educación basada en el trilingüismo tan ponderado de forma engañosa y demagógica por la Consellería.

En todos los Colegios e Institutos de la Comunidad hacen falta apoyo a los alunmos con necesidades educativas especiales, es decir, alumnos que tienen alguna discapacidad y que necesitan apoyo especifico. Estos alumnos son los grandes olvidados por la administración, son despreciados por ella.

Todos los centros educativos de la Comunidad, y de forma especial los de la provincia de Alicante, tienen la mitad de su plantilla o más en condiciones de precariedad laboral. O sea que más del 50% de los maestros y profesores no tiene segura la continuidad en el centro el curso siguiente, con lo que los planes y proyectos educativos que desarrollan los centros se encuentran casi en todos los casos en fase inicial, partiendo cada año de cero, cada curso con renovación de, al menos, la mitad de la plantilla. Todos somos conscientes, menos la Consellería, de la importancia de la continuidad de los profesores en niños de Primaria. También en Secundaria, alumnos y profesores deben adaptarse cada curso a la novedad de empezar de cero, unos con un profesor/a desconocido/a, y los docentes deben adaptarse a un nuevo centro de trabajo cada año. Eso no aumenta la Calidad de la Educación.

La tasa de fracaso escolar, que se refiere a los alumnos y alumnas que abandonan el sistema educativo a la edad legal (16 años) sin haber terminado la ESO (Educación Secundaria Obligatoria), es cada año mayor. En la actualidad sobrepasa ya el 40%, y eso es mucho. Para rebajar esa tasa, las decisiones que están tomando en Consellería no son las más adecuadas para favorecer un ambiente que estimule a los jóvenes a permanecer y esforzarse en su formación.

Por no hablar de las deficiencias de infraestructuras en muchísimos centros.

Lo más grave de todo el cuadro de diagnóstico es que parece que los dirigentes políticos de la Generalitat han tomado a Educación como el arma arrojadiza para enfrentarse al gobierno del Estado y mostrarse en franca rebeldía. Debido a esto, caen en lo grotesco al dictar normas que, como la Educación para la Ciudadanía en inglés, convierten el sistema educativo en un avispero excitado, cuyas víctimas son siempre y en primer lugar los niños y niñas, los alumnos/as, nuestros hijos.

Hace falta un revulsivo. Y no hay tiempo para esperar a unas elecciones de dudoso resultado. Ahora la pelota está en el tejado de los docentes. Son ellos los que tienen que tomar medidas. Medidas que siempre perjudicarán a los usuarios de sus servicios. Esperemos que esos perjuicios sean los mínimos. Esperemos que no triunfen los extremismos y que el sentido común y la cordura, junto con la valentía, inpiren a los que deben tomar decisiones. Todos los esfuerzos tendrían que ir encaminados a conseguir un gran pacto de Estado en materia educativa que dejara a salvo de vaivenes políticos el Sistema Educativo español y de cada Comunidad.

Un primer paso sería retirar la orden de Epc en inglés. Y no sería una claudicación, sino una demostración de cordura y servicio público: toda la sociedad lo demanda.

¿Qué opináis vosotros?

2 comentarios:

Basseta dijo...

Mucho me temo, amigo Claudio, que nuestros gobernantes van a preferir aquello de "mantenerla y no enmendarla". El Partido Popular en Valencia es muy consciente del papel de ariete que quiere tener contra Zapatero y utilizará todo lo que tenga a su alcance para crear conflictos. Se quiere aparentar frente a los valencianos una especie de agravio comparativo aparentemente y esto de la EpC, que debería quedar al margen de la política, será exprimido por Camps hasta obtener alguna compensación a cambio. Malos tiempos para la lírica.

Anónimo dijo...

El loco es el cuerdo cuando el cuerdo no es listo y además es convencional