En malas manos
Es lo que me parece a mí. Estamos en malas manos. Los que nos gobiernan demuestran ser burros (o sea, que no tienen ni idea de lo que están haciendo) o abyectos (que sí que saben qué están haciendo y lo hacen a sabiendas del daño que causan a los demás.)
Esta es una bitácora cuya temática gira en torno a la Educación. Eso abarca, a mi modo de ver, la enseñanza de temas académicos y la instrucción en temas sociales y personales.
Desde el punto de vista de los políticos del Partido Popular, la Educación es sólo un negocio. Un negocio al que no pueden echar mano como no sea privatizándolo o, al menos favoreciendo con sus órdenes, resoluciones, decretos y presupuestos al sector en el que sí que pueden participar desde el punto de vista de las ganancias: los Colegios concertados, las Universidades privadas, la concertación del Bachillerato, etc. Y en esta intencionalidad cuentan con un aliado que aún tiene cierto peso en nuestra sociedad: la Iglesia, a través de la Conferencia Episcopal.
Durante estos dos últimos años hemos contemplado los esfuerzos que realizaba el President de la Generalitat por favorecer de forma descarada los intereses de la Universidad Católica de Valencia, fomentando la homologación de su facultad de medicina sin conseguirlo.
Tal vez, por eso, ahora pretende el Sr. Camps recortar el presupuesto de las Universidades, para ver si ahogándolas un poco más consigue que florezcan las privadas.
En lo tocante a la situación de la Escuela Pública, que tanto revuelo está teniendo a causa del pequeño detalle de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos impartida en inglés por profesores que no dominan el inglés y para unos alumnos que apenas construyen un puñado de frases aprendidas de memoria, con las debidas excepciones, este pequeño detalle no es sino la punta de iceberg de los verdederos problemas de los que adolece el Sistema Educativo valenciano.
Y yo, que soy padre de familia, con hijos en edad escolar, veo que los que representan a los sectores implicados en la Educación, olvidan en muchos casos a los verdaderamente afectados, los alumnos y alumnas, cuyos únicos y legítimos defensores son sus padres y madres. Y muchas veces nosotros, los padres y madres, dejándonos llevar por los cantos de sirenas de los sindicatos de profesionales de la enseñanza, nos olvidamos de que representamos los intereses de nuestros hijos e hijas, para ir a defender los intereses de unos profesionales que, por temor a las represalias de sus jefes, no son capaces de manifestar sus reivindicaciones (muchas veces insolidarias, todo hay que decirlo) si no tienen como colchón al colectivo de padres enardecido.
Entiendo que lo que mueve ahora a la masa a manifestarse tiene un fundamento: la sinrazón de una asignatura mal planteada, y las amenazas de sanciones a los insurrectos. Pero ese problema no es el peor de los problemas que está sufriendo la comunidad educativa sino que son otros que los sufren los verdaderos "clientes" del servicio educativo: los niños y jóvenes que se están formando ahora.
En toda esta revuelta, se corre el riesgo de estar apoyando reivindicaciones que luego nos pesarán como una losa a los padres y a los alumnos: jornadas reducidas, masificación de aulas, recortes en presupuestos para especialistas de integración, recortes en la democratización de la Educación, nombramiento autoritario de Directores y responsables, recortes en la participación de los padres y tutores en el proceso educativo y curricular de nuestros hijos y tutelados, etc.
Ha de ser la sociedad la que demande a los políticos un pacto en el que intervengan todos los implicados en el proceso educativo: la administración, los profesionales y los "clientes", que algo tendrán que decir en cuanto a la Calidad del servicio que reciben, digo yo.
Es un esfuerzo de todos, pero me temo que no hay suficiente sensatez ni madurez en esta nuestra sociedad ni en sus reflejos -los políticos- para que este pacto se pueda dar en los próximos años. Y eso será dramático para todos. De eso dependerá el futuro de nuestra civilización.
Aunque no pasa nada. Ha habido muchas civilizaciones. Ésta nuestra es una más. Vendrán otras.
1 comentario:
Y mientras ahoga los presupuestos de las Universidades públicas y les aplaza los pagos, se gastan una burrada de millones poniendo en marcha la Valencian International University (VIU), una universidad virtual que impulsa el Gobierno valenciano casi en solitario, pues los rectores de las universidades públicas valencianas se han mostrado en contra de un proyecto que el Consell auspició a sus espaldas. De hecho, el consorcio de universidades a través del que funcionará la VIU cuenta, únicamente, con la adhesión de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y las dos universidades privadas valencianas, CEU y Católica.
Mientras esto ocurre, el Gobierno Valenciano expulsa a la lengua valencianda del sistema (ver noticia en El País).
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