El Proyecto ITER
Entre nuestras tareas dentro de la Federación de APAs "Gabriel Miró" de Alicante, está la de participar en todas las iniciativas que vayan encaminadas a resolver los múltiples problemas que afectan a nuestros jóvenes y a sus familias.
En este último trimestre del año 2008, hemos iniciado una colaboración con la Diputación de Alicante en un proyecto europeo en el que participan, por el momento cuatro países, España, Italia, Dinamarca y Rumanía. Este proyecto ITER está enmarcado dentro del Programa de Prevención y Lucha contra la Delincuencia 2007, de la Dirección General de Justicia, Libertad y Seguridad de la Comisión Europea.
Está enfocado a la investigación de causas, entornos y herramientas eficaces en la prevención de la delincuencia juvenil, con la participación de los cuerpos policiales, las fiscalías y jueces de temas juveniles, sociólogos, organizaciones de padres, y otros sectores que puedan aportar experiencias y matices para lograr una mayor sensibilización de la sociedad hacia las verderas causas de la delincuencia juvenil, y sus posibles remedios.
Me parece interesante que haya iniciativas a este nivel, aunque lo más interesante sería que no quedaran en meros esfuerzos para elaborar informes que luego no tengan trascendencia alguna en la sociedad ni en las pautas de conducta de los sectores que más influyen en los jóvenes, como son los medios de comunicación audiovisuales (la televisión es el más fuerte de ellos) que, con sus personajes de dudosa moralidad, lanzan mensajes que destruyen gran parte de los esfuerzos que realizamos los padres y los Centros Educativos por dar a los jóvenes unos valores fundados en el respeto a los demás y a la diversidad social, en la honestidad, y en la resolución pacífica de los conflictos.
En este sentido, deberían dedicarse más esfuerzos por lanzar mensajes educativos a la juventud utilizando los mismos medios que los maleducan. Y para ello hemos de ser todos conscientes de que, o formamos parte del problema o formamos parte de la solución.
No caben medias tintas.
2 comentarios:
Los profesionales están detectando claramente que los jóvenes cada vez son más violentos, tanto en sus relaciones de amistad y de pareja, ya que consideran normales que en ellas se produzcan insultos, empujones y alguna cachetada. Están normalizando la violencia sin darse cuenta.
Se están detectando casos de maltrato psicológico a personas con edades comprendidas entre los 14 y los 24 años. Habría que encontrar metodos o vías para explicar que las violencias psicológica y física no son formas de relacionarse.
Y lo que ocurre es que los niños y adolescentes no hacen más que imitar lo que observan a su alrededor y lo que ven en la televisión, y desgraciadamente encontramos en la parrilla series que están haciendo una apología tremenda de los malos tratos.
En la juventud, el maltrato comienza por los insultos, la agresividad verbal y empujones a los que sus autores califican de "bromas". El teléfono móvil, por ejemplo, crea en muchas ocasiones situaciones de posesión entre parejas jóvenes (hay chicos y chicas que empiezan controlando el móvil o el messenger de su pareja y terminan controlando a la persona). Las afectadas o afectados (que son una minoría) no se dan cuenta de ello hasta que es demasiado tarde. Consideran normal que su pareja controle las llamadas de su móvil, justifican esas acciones con los celos y las disfrazan como si fueran muestras de amor.
Por todo ello, tenemos que recalcar la importancia de educar en igualdad a los menores desde muy pequeños, pues a la guardería acuden ya con su forma de relacionarse, que es la que han adquirido de su familia. Y para los adolescentes, más que lanzarles mensajes sobre la igualdad de género, lo que debemos hacer es formarles, educarles. A nuestros jóvenes les falta formación como personas.
En todo esto, amigo Basseta, creo que está fallando el principal pilar del edificio educativo: la familia.
Muchas son las causas que motivan este fallo, y cada uno puede hacer la reflexión de cuál es la causa ( o las causas) que más inciden en su caso particular, pero en todo caso es en el inicio de la actividad humana, en los primeros siete años de vida del indivíduo, cuando se asientan los principales fundamentos de la convivencia social. Y eso se aprende imitando y conviviendo muchas horas con los padres.
Cada vez son más las familias que adolecen de un déficit de convivencia con sus hijos desde que cumplen medio año, al llevarlos a guarderías que, en el mejor de los casos, se limitan a atenderles en sus necesidades fisiológicas.
Faltaría mayor reflexión social sobre hacia dónde vamos caminando en la construcción y transmisión de nuestros valores...
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