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miércoles, 11 de agosto de 2010

Cuando leer es un placer

Con cierta frecuencia he hecho referencia en esta bitácora de la importancia que tiene la lectura en el desarrollo de nuestra personalidad.

Sin embargo, el acercamiento a ese mundo puede ser un fracaso si no se hace con naturalidad. Eso y que no todo el mundo piensa y siente lo mismo con respecto a los libros.

Para leer ya no hace falta comprar libros, o por lo menos no en el sentido tradicional del libro físico de papel adquirido en una librería. Hoy se lee mucho en Internet. Este mismo blog ha sido creado con la esperanza de que cierto número de personas lean de vez en cuando lo que aquí se escribe.

Para ser un buen lector es preciso formarse bien en la actividad lectora. Eso se consigue mediante una adecuada educación. Lo normal es que esa educación se reciba en la escuela, que el profesor o profesora de Literatura sienta la suficiente pasión por su trabajo y por la materia que imparte, como para transmitir los fundamentos de la literatura de calidad y las formas de distinguirla.

Cuando me inicié en la lectura, era yo muy niño. Recuerdo que estaba en el parvulario, lo que hoy se llama Educación Infantil, cuando la monja que atendía mi grupo me hacía leer ante mis distraidos y juguetones compañeros algunos cuentos de los que no guardo memoria. Recuerdo mi extrañeza de que ella se maravillara por algo que a mí me parecía de lo más natural. El caso es que me gustaba leer y, además, quería entender lo que leía. Si algún libro no lo entendía, lo dejaba hasta que encontraba otro que me gustara. Más tarde, descubrí los diccionarios y buscaba en ellos las palabras que no entendía.

Cierto es que entonces no había muchas más distracciones en los días lluviosos y fríos del invierno y eso facilitaba las cosas. Pero llegó a ser una necesidad vital tener algo nuevo que leer, sobre todo relatos de aventuras, viajes, biografías, etc.

Es importante no perder de vista que en literatura, como en música, no toda es buena. Leer literatura de calidad es lo que da las herramientas necesarias para discernir el grano de la paja. Y es ahi donde juega un papel fundamental la familia y la Escuela.

Cada día es más frecuente encontrar grandes faltas de ortografía en los medios de comunicación físicos, y no digamos en los digitales. Cada día es más frecuente encontrar usos inadecuados del verbo "haber", usado en vez de la acepción "a ver". Eso denota una falta de comprensión del lenguaje, de las palabras y de su apropiado uso.

Leer es un placer cuando se hace con gusto. Y se hace con gusto lo que da placer.

4 comentarios:

Basseta dijo...

En mi infancia y adolescencia leía todo lo que caía en mis manos. Mi padre venía a mi cuarto para apagarme la luz de la lampara y obligarme a cerrar el libro, pues era capaz de leer horas y horas. Ahora tengo una hija que hace exáctamente lo mismo y me considero un hombre afortunado.

rockcommel dijo...

Una de las características principales de la lectura por placer es que se hace por iterés propio.

Juan Pedro Serrano dijo...

Desde el instituto no siempre somos capaces de ilusionar al alumnado con la lectura,tal vez, porque no les ofrecemos la posibilidad de que elijan "sus libros", sino que les obligamos, examen incluido, a que lean lo que otros consideran, o consideramos, que deben leer. Si el gusto por la lectura no se ha adquirido con anterioridad, no parece que la mejor manera de conseguirlo sea obligando a hacerlo "por cocos".

Claudio dijo...

Es evidente que, amigos, que las cosas forzadas no son bien recibidas en un principio. No obstante, si se busca un medio de implicarles en la necesidad de mejorar sus habilidades lectoras, haciendo que sean ellos los que propongan las lecturas den entre un listado, como se hace en Polonia, por ejemplo, tal vez ya no lo verían como una imposición sino como parte del procedimiento formativo.

No es tarea sencilla, pero vale la pena el esfuerzo, aunque a priori los resultados parezcan escasos: en realidad no lo son.