EpC, una sentencia que no llega
Ayer todos nos quedamos esperando la sentencia del Tribunal Supremo sobre la objeción de conciencia en la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos que han planteado algunos ciudadanos y que fué admitida por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, y sin embargo rechazada por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
Ahora resulta que el tema no es tan sencillo de fallar debido a que el argumento que se esgrime, y que es el único que ha sido puesto como límite por los estamentos judiciales europeos, es el del adoctrinamiento.
Los jueces, que son personas y por lo tanto dejan de ser objetivos en temas que tocan a las propias convicciones, tienen ahora que resolver sobre cuestiones tan delicadas como el derecho de los padres a que sus hijos no sean adoctrinados en la escuela (cosa que ha ocurrido durante cuarenta años sin que nadie tuviese derecho a la objeción) y sin embargo no se dice nada del adoctrinamiento que sufrimos todos a través de los medios de comunicación estatales y privados, por poner un ejemplo.
Dudo mucho que este tema encuentre una solución que satisfaga a todos. La Iglesia Católica, principal impulsora de la objeción a causa de su evidente pérdida de control sobre la moralidad de la nación, tiene mucha fuerza todavía en las mentes y los corazones de los timoratos y los crédulos que confían en los criterios ajenos más que en el razonamiento propio. Claro que, es normal. Fueron en su día adoctrinados en las escuelas y en los púlpitos. No saben otro tipo de razonamiento y, además, les da miedo sólo pensarlo.
Así es que volvemos a la situación, que ahora nos parece ridícula e incomprensible, de la Edad Media, en la que la razón y la inteligencia eran puestas en duda ante la "fé" de los que esgrimen el miedo como razón única.
Yo he estudiado el tema de la asignatura en cuestión, he elaborado informes y charlas sobre el tema y no he encontrado ningún motivo por el que temer un adoctrinamiento mayor que el que pueda ejercer un maestro de inglés o de matemáticas. Y, aunque se diera el caso que ocurriese, no sería por culpa de la materia en cuestión, sino que sería responsabilidad de quien la imparte. Y sería a ese profesional en cuestión al que habría que pedir esa responsabilidad. Para eso está el control paterno de lo que se imparte en el centro escolar. Y ese control se realiza en casa hablando con los hijos. También a través de los Consejos Escolares y a través de las AMPAs.
No es necesaria ninguna objeción. Hace falta más participación. Y más valentía para vencer prejuicios y yugos ideológicos.
2 comentarios:
Amigo Claudio, ambos fuimos sometidos a un intenso adoctrinamiento (con Misa diaria incluida) y ya ves para lo que les sirvió a los adoctrinadores.
Lo que quiero decir es que sólo se adoctrina el que quiere, pero a la fuerza no entran las ideas. Es mentira, es una excusa de los objetores de conciencia que pretenden, realmente, ganar un pulso al Estado y al Gobierno (que a los dos se ataca).
Pienso que si el TS diera la razón a las posiciones que defienden que EpC puede ser objetada por razonamientos basados en criterios personales y subjetivos, se daría un duro y peligroso golpe a todo el sistema educativo. Se estaría permitiendo que cualquier padre pudiera cuestionar el contenido de una asignatura como la Historia (que tiene su componente "doctrinal") e incluso las Ciencias Naturales (en EE.UU. los creacionistas van ganando terreno frente a los "evolucionistas").
Tú y yo sabemos que este montaje está instrumentado por personas a las que no les importa en absoluto supeditar sus las necesidades de los alumnos y su adecuada formación académica.
Confiemos en la justicia (aunque dependa de carcas).
Muchas gracias, pasa siempre que quieras.
Saludos.
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