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domingo, 1 de septiembre de 2013

Noticias conscientes

Reflexiona un momento sobre el tema de los noticieros. ¿Nos hacen bien, en realidad? ¿Podríamos vivir mejor si fuesen más parecidos a este ejemplo que nos plantea Víctor Brossa?

Abre tu mente y piensa.


martes, 12 de octubre de 2010

La suerte, buena o mala

El concepto de la suerte ha estado en nuestra mente, o en nuestra cultura, desde siempre. Es decir, desde que tenemos constancia. Cuando ocurren cosas que no tienen una causa clara y definida, lo atribuimos a la causa de las causas: la suerte o, para los muy creyentes, los designios divinos. Esta última forma de "suerte", es la más terrible, ya que vincula lo que nos pasa a la, en apariencia, caprichosa voluntad de alguien a quien no acabamos de identificar ni comprender.

En realidad, la suerte es una válvula de escape para nuestra psique, para que nuestro Ego no sienta la abrumadora presión de su propia responsabilidad en todo lo que acontece a su alrededor, y en su propio interior.

En realidad, todo lo que sucede en este Universo tiene una causa, o más bien un conjunto de causas, de las que es efecto. Todas nuestras decisiones, todos nuestros actos, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras palabras, nuestros gestos,... tienen trascendencia, tienen efecto en nuestro entorno y en nosotros mismos.

Es complicado estar atentos de forma constante, tratando de ser lo más correctos, de reaccionar de forma lógica y justa ante los estímulos exteriores e interiores. Es difícil discernir en todo momento qué es lo mejor para nosotros y para nuestros familiares y amigos, para la Humanidad entera, sin correr el riesgo de enloquecer o enfermar si forzamos al máximo nuestro nivel de atención.

Por eso es tan útil el concepto de la suerte. Sin embargo no debemos dejarnos engañar: en realidad no existe. Muchos de los errores que cometemos, muchas de las decisiones equivocadas que tomamos, vienen motivadas por el miedo. Sobre todo por el miedo irracional. La prudencia, la precaución, la prevención, son útiles. Pero cuando se sobrepasa el umbral de la razón, se convierten en miedo.

NO TENGAMOS MIEDO.


lunes, 29 de septiembre de 2008

El miedo: nuestro primer enemigo


En todas las facetas de la actividad humana, disfrutar de verdadera libertad es la más difícil.

Y cuando alguien trata de ejercer el derecho de actuar con libertad y según sus principios éticos y morales, amparados por la Ley, no siempre lo tiene facil.

Leo con mucha pena y con mucha admiración, el artículo que aparece este domingo 28 de Septiembre en la edición digital del periódico Información, de Alicante.

En él se entrevista a Cristina Manrique, profesora de inglés dle Instituto Altaia, de Altea, que se niega a participar en la payasada de traducir la asignatura de Educación para la Ciudadanía -EpC-, en la que se ha empeñado el gobierno del PP en la Comunidad Valenciana.

Y lo hace a pesar del miedo que tiene a la amenaza de una sanción de empleo y sueldo que le ha lanzado su inspector de zona.

Esta profesora espera que sus compañeros de profesión la apoyen, no sólo de palabra sino secundándola en su plante a la Consellería.

Pero el miedo es un recurso libre y cada uno toma el que quiere. A todo el mundo le parece una barbaridad lo de EpC, pero nadie parece dispuesto a arriesgar nada para solucionarlo.

sábado, 17 de noviembre de 2007

El miedo



Todos hemos experimentado el miedo y sus efectos, ¿no es cierto? Tal vez, ahora nos reímos de ello, pero en algún momento lo hemos pasado mal.

El miedo es un sentimiento, una emoción, que tiene su raíz en los mecanismos de defensa y prevención instalados genéticamente en todos los organismos vivos. Es por lo tanto útil en tanto se someta a la racionalidad, al sentido común.

Ese sometimiento, esa "doma" del miedo, se realiza en las etapas infantiles, cuando el individuo comienza a experimentar y a sufrir consecuencias por sus imprudencias. La labor de los padres en esas etapas es fundamental. Formar el carácter para permanecer serenos en momentos críticos depende de nuestra propia actitud en momentos similares, y no vale despreciar el miedo o lo que lo motiva, porque eso equivale a esconder la cabeza, sino que lo correcto es valorar, en la medida de lo posible, el peligro real que pueda haber.

En cada edad, se puede soportar un nivel diferente de intensidad de estrés por miedo.
Hay películas infantiles, como "rebelión en la granja", que pueden ser adecuadas para un niño de dos o tres años, si está acompañado de un adulto que le libere de esa tensión dándole esperanza de que todo se solucionará, al final.

Todos recordamos los numerosos casos de ansiedad infantil y de miedo irracional que experimentaron no pocos niños al visionar los capítulos de la serie de "Marco", basada en el cuento "De los Apeninos a los Andes", del libro "Corazón, diario de un niño", de Edmundo de Amicis. En esta serie se somete a un excesivo estrés a los niños de cuatro a seis años causándoles graves episodios de angustia.

No obstante, si se está atento a las emociones de nuestros hijos, podemos ayudarles a gestionarlas adecuadamente.

La pregunta es, ¿sabemos hacerlo nosotros?


Nasrudín y el miedo

Nasrudín estaba caminando por un camino solitario una noche a la luz de la luna cuando escuchó un ronquido, en algún lugar, que parecía estar abajo suyo. De repente, le dio miedo y estaba a punto de salir corriendo cuando tropezó con un derviche acostado en una celda que se había excavado para él, en parte subterránea.
-¿Quién eres? -preguntó al sabio.Soy un derviche, y este es mi lugar de contemplación.
-Vas a tener que dejarme compartirlo. Tu ronquido me asustó demasiado y no puedo seguir adelante esta noche.
-Toma la otra punta de esta manta -dijo el derviche sin entusiasmo- y acuéstate aquí. Por favor, permanece en silencio, porque estoy manteniendo una vigilia. Es una parte de una complicada serie de ejercicios. Mañana tengo que cambiar la rutina y no puedo soportar la interrupción.
Nasrudín se durmió por un tiempo. Luego se despertó, muy sediento.
-Tengo sed -le dijo al derviche.
-Entonces, vuelve por el camino, donde hay un arroyo.
-No, todavía tengo miedo.
-Entonces, tengo que ir yo en tu lugar -dijo el derviche- después de todo, proveer agua es una obligación sagrada.
-No, no vayas, voy a tener miedo si me quedo solo.
-Toma este cuchillo para defenderte -dijo el derviche.
Cuando Nasrudín se quedó solo se asustó todavía más, metiéndose en una ansiedad que trató de contrarrestar imaginándose cómo atacaría cualquier demonio que lo amenazara.En ese momento volvió el derviche.
-Mantén tu distancia o te mato -dijo Nasrudin.
-Pero soy el derviche -dijo el hombre.
-No me importa quién eres, puedes ser un demonio disfrazado.
-Pero vine a traerte agua! No te acuerdas, tenías sed.
-¡No trates de congraciarte conmigo, demonio!
-Pero esa es mi celda, la que estás ocupando.
-Mala suerte para ti, ¿no es así? Vas a tener que encontrarte otra.
-Supongo que sí -dijo el derviche-, pero estoy seguro de que no sé que pensar de todo esto.
-Te puedo decir una cosa -dijo Nasrudín-, el miedo es multidireccional.
-Ciertamente parece ser más fuerte que la sed, o la salud, o la propiedad ajena -dijo el derviche.
-Y no tienes que tenerlo tú mismo para sufrir por su causa -dijo Nasrudin.