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domingo, 27 de noviembre de 2011

Y tú ¿quién eres?

Estoy leyendo un libro de Eduardo Punset. Hoy en día todo el mundo conoce a Eduardo Punset, gran divulgador científico que dedica gran parte de su vida a la indagación y divulgación de los últimos avances cintíficos y tecnológicos, intentando relacionarlos entre sí para lograr una integración de todos ellos con la finalidad de que sirvan para responder a las verdaderas necesidades de todo ser humano, de las cuales una las engloba a todas: la felicidad.

El libro se titula Cara a cara con la vida, la mente y el Universo, conversaciones con los grandes científicos de nuestro tiempo. Fué escrito en 2004, y la edición que estoy leyendo es de 2005, del Círculo de Lectores.

Me parece magnífica la labor de Eduardo como divulgador de estos conocimientos, además de sus otras facetas en el mundo de la política y la economía, especialidad en la que es máster por la Universidad de Londres. Se licenció también en Derecho por la Universidad de Madrid. Podéis leer su biografía en su blog.

A través de la lectura de sus libros y las veces que veo su programa de televisión Redes, me da la impresión de que busca en las conversaciones con los científicos un atisbo de cambio de postura que contemple al ser humano como algo más que células, átomos, reacciones químicas y complejos mecanismos que originan energías, pero me doy cuenta de que todavía hay reticencias a considerar al ser humano como algo mucho más trascendente, más sencillo y fácil de comprender: como una energía que utiliza la materia para expresarse y desarrollarse en un mundo material como éste.

Buscan los científicos el origen de las habilidades humanas en las etapas del desarrollo del cerebro, en si las necesidades del hombre o de las demás especies fueron las que originaron los cambios y avances, mostrando su perplejidad por las peculiaridades que se evidencian en el caso de la especie humana. Para conciliar sus inteligencias buscan causas hipotéticas que puedan encajar en los efectos que se observan, y sin embargo parece que descarten, de entrada, la explicación más sencilla.

¿Que pasará cuando se demuestre que el ser humano, y tal vez los demás seres vivos del planeta, son ante todo energía? ¿Y que, como todos sabemos ya, la energía no se destruye? ¿Somos realmente de este mundo, o fuimos trasplantados en él por algún motivo hace sesenta millones de años?

Se investigan los sueños, la psicología humana, el mundo de las emociones, se llega a la conclusión de que la conciencia transforma la materia... falta muy poco para que se dé el paso de aceptar que todo es energía, incluso nosotros, y que somos entidades energéticas en desarrollo, con potencialidades latentes sólo aceptadas en las fábulas y mitologías, pero que algunos seres humanos han experimentado a lo largo de nuestra historia. Algunas de estas potencialidades ya se estudian en laboratorios y sus conclusiones no son divulgadas en los medios masivos. Tal vez no convenga todavía, en opinión de los que tienen el poder de decidir en estas cosas.

En todo caso, esta es mi opinión, basada en lo que mi sentimiento y mi intuición ven como más razonable tras haber escuchado lo que sobre el tema dicen y han dicho los que han destacado a lo largo de la Historia de la Humanidad.

jueves, 25 de marzo de 2010

Con imágenes

Esta semana he recibido, por deferentes medios, informaciones e imágenes que me han hecho reflexionar.

Son muy distintos los temas, aunque todos tienen relación con la mala educación, con la falta de ella, o con la distorsión que nos ofrecen las modas sobre lo que es o no importante.

Por un lado, me ha gustado mucho un anuncio sobre la importancia de usar el cinturón de seguridad en los vehículos. Tal vez pensamos que ya todo el mundo los usa, que su uso es ya automático cuando subimos a cualquier vehículo, pero creo que las estadísticas todavía reflejan datos que indican que quedan muchas personas que consideran innecesario su uso, sobre todo en recorridos urbanos o de corta distancia.



Por otro lado, la proliferación de redes sociales y el uso indiscriminado por parte de los más jóvenes, hace que estas redes sean un medio idóneo para fomentar ideologías, modas y tendencias de consumo dirigidas por los grandes centros de poder mundial. Esa intimidad de la que tan celosos nos mostramos cuando se trata de, por ejemplo, permitir o dar nuestro permiso para colocar imágenes nuestras o de nuestros hijos en la web del Centro educativo, está expuesta a que sea vista y utilizada por todo el mundo a través de las redes sociales.



Por último, he leído en el diario INFORMACIÓN de Alicante, que ha habido dos casos de agresión en Institutos de Alicante. Una a un profesor, y otra a un agente de policía local. La violencia escolar es un reflejo de la violencia social. Nuestra sociedad es cada vez más violenta, o al menos eso es lo que parece. Podríamos decir que es más vehemente o que somos más sensibles a ella. El caso es que parece que se quiere, a través de las informaciones que sobre ella se dan, justificar medidas que, lejos de solucionar el problema, lo que harán será agravarlo. Elevar el rango del profesorado a "Autoridad pública" no creo que sea la solución, dado que el violento no deja de serlo por tener delante a una autoridad.



En el fondo, lo que habría que hacer es, ante todo, dejar de ser violentos los adultos, los padres, los profesores, la sociedad en general. Poner el énfasis en que los conflictos se solucionan mediante el diálogo y la escucha activa. Y es en las edades tempranas cuando es más efectivo y eficaz enseñar las técnicas de negociación y mediación en los conflictos.

sábado, 3 de enero de 2009

Las Redes Sociales en Internet


¿Quién no ha recibido una invitación para unirse a una determinada Red Social? Quien no haya sido invitado, no tardará en serlo. Es la última moda, ya casi demasiado madura.

Sobre todo entre los jóvenes, con su natural entusiasmo por la comunicación y por la innovación, es muy popular pertenecer a tal o cual red. Facebook, Tuenti, MySpace, Hi5, Wamba, son algunas de las muchas redes que se han montado durante el último lustro.

En principio fomentan la comunicación entre gente que tiene afinidades e intereses comunes en negocios, en aficciones, o en cualquier otro campo de la actividad humana.

Como todo en la vida, no hay nada perfecto y, aunque no quiero centrarme en los inconvenientes de las Redes Sociales, no me resisto a prevenir de su uso descuidado e irracional, ya que la información personal que a través de ellas circula, puede ser, y de hecho así es, utilizada con fines no demasiado honestos. Todos somos vulnerables al mal uso de nuestros datos personales, pero sobre todo lo son los menores de edad y los jóvenes precisamente por su natural despreocupación.


A mí me resulta muy paradójico que esas redes fomenten la comunicación, parapetándose en la no presencia física de los contactados, cuando cada vez son más difíciles los contactos directos, cuando no conocemos ni a nuestros vecinos de vivienda, cuando nos cuesta saludar o ser saludados por la calle. Desconfiamos del que tenemos al lado y no lo hacemos del que ni siquiera vemos.

Bienvenidas sean las Redes, pero eduquémonos y eduquemos a nuestros hijos en ellas, para darles un buen uso sin olvidar el placer del contacto directo con las personas que tenemos al lado todos los días.