El 28, huelga
Ha sido convocada, por la Plataforma en defensa de la Educación Pública, una huelga educativa para el día 28 de este mes de Abril.
Aunque la convoca la Plataforma, formada por todos los sectores implicados de alguna forma en el tema educativo (menos la FAPA "Gabriel Miró") es evidente que la huelga es responsabilidad de los trabajadores de la enseñanza, ya que la huelga es un derecho que todo trabajador tiene para defender sus intereses cuando el camino del diálogo y la negociación se ha agotado.
Eso es lo que ha pasado en la Comunidad Valenciana. Y algo había que hacer. Este gobierno que tenemos aquí es merecedor de una huelga en todos los sectores de la sociedad. Peor no lo pueden hacer. ¿O sí?
Sin embargo, todas las cosas merecen ser meditadas con un poco de sosiego, porque a veces lo que nos pide el cuerpo y lo que nos conviene son cosas diferentes. Algo hay que hacer, eso está claro. Los profesores y maestros tienen todo el derecho, aunque yo diría que la obligación, de enfrentarse con valentía y decisión a sus empresarios en demanda de las mejoras necesarias para facilitar su importante labor. Eso lo hacen a través de sus Sindicatos, que para eso están. (Por cierto, es curioso que en algunos de ellos no se hace ninguna mención a esta huelga, ¿será que no la secundan?). Y pueden recabar para ello el apoyo y la comprensión de la sociedad, que es la que disfruta o padece los resultados del Sistema Educativo. En esta sociedad, los primeros interesados en la educación del alumnado somos los padres y madres. Y es por eso que los Sindicatos tienen tanto interés en ganarse la comprensión y el apoyo activo de los padres y madres.
Y me parece muy bien que así lo hagan. Es lo lógico. Los funcionarios saben que, ante la Administración, la fuerza radica en los usuarios de los servicios, los votantes, en este caso: los padres y madres. En mi experiencia personal, cuando ha habido un problema en el colegio de mis hijos, hemos sido los padres y madres los que hemos tenido que movernos activamente para solucionar el problema. Los funcionarios, siempre en segundo plano o en tercero. Salvo contadas excepciones. Individualmente, el funcionario tiene miedo de moverse demasiado. Y tal vez no le falte razón.Los padres, de forma personal y responsable, podemos y debemos implicarnos en todo lo que afecte a la educación de nuestros hijos. Lo que no tengo tan claro es que también tengan que hacerlo las organizaciones que nos representan. La razón de ser de estas organizaciones, las APAs y sus Federaciones, es la defensa de los intereses del alumnado. Y una huelga no es precisamente lo que más interesa a nuestros hijos e hijas. Es más, estoy convencido de que se ejerce más presión a la Administración si el alumnado asiste con normalidad al centro educativo, y el profesorado y los padres que quieran y puedan se manifiesten a sus puertas en demanda de sus reivindicaciones. Sin utilizar a nuestros hijos ni perjudicar sus intereses. La huelga se convoca con suficiente antelación como para organizar actividades complementarias con la participación voluntaria de los padres que así lo deseen, por ejemplo. Eso sería una actitud responsable, a la que las organizaciones de padres estoy seguro que no pondrían objeción.
El tema de la Plataformas conjuntas es muy espinoso. Lo padres y madres somos fácilmente manejables por las organizaciones sindicales. Éstas mezclan entre sus justas reivindicaciones otras peticiones que ya no lo son tanto y que repercuten directamente en la calidad de la enseñanza y educación de nuestros hijos. Y cuando la Administración cede ante nuestra presión, se introducen en las negociaciones esos postulados a los que nosotros y nuestras organizaciones nos oponemos, como es el caso de la jornada continuada. Y si no, al tiempo.
Así es que, yo digo: movilizaciones, las que sea. Pero de forma responsable. Yo soy padre de alumna. Y miro por los intereses de mi hija. Comprendo y apoyo los motivos de la huelga. Pero no estoy de acuerdo en que ella, como alumna, la secunde. No tiene ni la edad ni la responsabilidad para ello. Y ni yo, como padre, ni nadie tiene el derecho de utilizarla, para nada.
Hagamos lo que haga falta de forma conjunta, padres y profesionales. Pero unos junto a otros, no unos delante y otros detrás. Porque luego, a la hora de sentarse a negociar, los que se arrogan el derecho a hacerlo son los sindicatos. A los padres nos olvidan. Y creo yo que algo tendremos que decir los padres de la educación que queremos para nuestros hijos, ¿no?
De todas formas, muchas veces el problema está dentro de los Centros.
Podéis opinar.